domingo, 5 de febrero de 2006

Espiritualidad del laico y Doctrina Social de la Iglesia :

La espiritualidad –que es viva y dinámica- debe estar unida inseparablemente a la vocación. Si consideramos que es tarea propia de los laicos el animar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu evangélico, especialmente al realizar las actividades de la vida cotidiana como expresa el Concilio, nos parece indispensable que forme parte de su espiritualidad - junto a la oración, a la frecuencia de los sacramentos, a las prácticas piadosas- la formación sólida en el ejercicio de su misión en el mundo.
En ese “hacer nuevo todas las cosas” que se propone en las conclusiones del Vaticano II, es fundamental repensar la espiritualidad laical a partir de este modo de ser que es propio y que implica una inmersión en el mundo como el lugar de encuentro con Dios y con los otros, para hacer de este lugar un sitio de confluencia de fe y vida, un espacio de valores fundados en El, que no se fragmenten o diluyan en la acción diaria porque:...
"La misión de la Iglesia no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también, el impregnar y perfeccionar todo orden temporal con el espíritu evangélico (Apostolicam Actuositatem nº 5)

La misión del laico no debe ser algo impuesto desde afuera, ajeno a la propia vida, desligado de la existencia personal. Debe ser un elemento constitutivo de su propio ser, a tal punto que toda acción concreta en el cumplimiento de ésta, lo conduzca por en el camino que lleva a la plenitud de su existir.

Debemos vivir una espiritualidad que busque la palabra de Dios y su acción providente en la vida cotidiana, en el ejercicio de los diversos roles que tenemos que cumplir en la familia, en el trabajo, en el estudio e incluso por supuesto, en el descanso y la diversión, pero para que esto sea una realidad, es necesario proponer el contenido de la Doctrina Social de la Iglesia como fuente inspiradora del apostolado y de la acción social, porque es el único camino de comprensión de la realidad a la luz del Evangelio que permitirá avanzar sobre las cuestiones cotidianas con un criterio enraizado en el Mensaje de Salvación.

Con el sustento de la misma constitución dogmática Lumen Gentium (nº 31) y de la Exhortación Apostólica Christifideles Laici (nº 59) el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia expresa:

“…los fieles laicos están llamados a cultivar una auténtica espiritualidad laical que los regenere como hombres y mujeres nuevos, inmersos en el misterio de Dios e incorporados a la sociedad, santos y santificadores”. (CDSI nº 545)

Esta autentica espiritualidad laical solo puede vivirse profundizando aquellos saberes que signifiquen un crecimiento en el modo de compromiso en el campo social y político lo que significaría armonizar la vida cotidiana y la fe, evitando así el fenómeno de las “vidas paralelas” es decir, aquella concepción lamentablemente tan común entre los cristianos y católicos que separan la llamada vida espiritual de la llamada vida secular, que separan en síntesis, la vida de oración, de participación eclesial, de frecuencia de sacramentos, de prácticas piadosas, de la vida familiar, laboral, de recreación, descanso y de compromiso político-cultural.
Esta actitud junto con el relativismo cultural, constituye para la Iglesia “...uno de los errores mas graves de nuestro tiempo”(GS nº 43) y sus consecuencias se observan en todos los ámbitos del quehacer social.

Es necesario entonces, relacionar en concreto: la vida Eucarística, las celebraciones litúrgicas, la oración personal, la experiencia eclesial auténtica, y el compromiso de formación cultural y profesional, iluminado por las enseñanzas del Magisterio para ser testigos de la Verdad en nuestro actuar en el mundo, y de esa manera, transitar por el mejor camino para alcanzar la santidad laical, que implica actuar en las cosas temporales procurando “el más perfecto cumplimiento” de todas las tareas “según la vocación personal de cada uno” (GS nº 43).

Ahora bien, ¿Como adquirir esa conciencia seglar que nos llame a gobernar nuestras acciones en coherencia con una verdadera vocación laical sin conocer lo que Dios nos enseña a través de su Iglesia, respecto de las cosas del mundo? ¿Cómo formar una conciencia moral que nos impulse a actuar de acuerdo a los valores cristianos, sin conocer lo que la Doctrina Social dice respecto de la familia, el trabajo, la cultura, la economía, la política, etc.?...

1 comentario:

Ana Ligia dijo...

Debo confesarte que hoy me mueve en lo profundo de mi ser esa inquietud que planteas al final del escrito, como encuadrar mis acciones de vida cotidiana (laboral ) con autenticos criterios si desconozco la DSI. Desde hace un año pertenezco al grupo y he leido varias cosas, he tenido la inquietud de saber pero en donde vivo la iglesia se preocupa muy poco por la formacion en ese aspecto, inclusive sacerdotes que no tienen ni siquiera una referencia bibliografica, quisiera empezar seriamente ( lo que implica que asuma el proceso como lento y dificil) quisiera que me ayudaras con lo esencial, es decir como si empezara desde cero. Què debo leer inicialmente? gracias