sábado, 30 de diciembre de 2006

Dinamicas para Niños con el CDSI


Breve dinámica de Grupo para niños basada en el Compendio de la DSI.
La dignidad de la persona humana:


1. Repartirle a los chicos recortes de diarios y revistas con personas de distintas razas y también cosas materiales: casas, autos, prendas de vestir, etc.

2. Pedirle que armen en una cartulina, papel, sobre la mesa o en el mismo suelo, una escala (pirámide o torre) de las imágenes de acuerdo a su importancia, donde lo más importante o valioso está arriba y abajo lo menos valioso:

3. La consigna ¿Qué es lo más importante? Ponerlo primero y más abajo las otras cosas.

Que los niños puedan...
Descubrir como el primer lugar de la escala esta ocupada por todas las personas, sin distinción. El primer lugar es múltiple porque todos somos iguales.

Extraer las frases en “negritas” de estos párrafos del CDSI y reflexionar con los chicos


Texto base para el docente: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: nº 144 y 145.
Artículos completos:
D) LA IGUAL DIGNIDAD DE TODAS LAS PERSONAS
144 « Dios no hace acepción de personas » (Hch 10,34; cf. Rm 2,11; Ga 2,6; Ef 6,9), porque todos los hombres tienen la misma dignidad de criaturas a su imagen y semejanza.281 La Encarnación del Hijo de Dios manifiesta la igualdad de todas las personas en cuanto a dignidad: « Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús » (Ga 3,28; cf. Rm 10,12; 1 Co 12,13; Col 3,11).
Puesto que en el rostro de cada hombre resplandece algo de la gloria de Dios, la dignidad de todo hombre ante Dios es el fundamento de la dignidad del hombre ante los demás hombres.282 Esto es, además, el fundamento último de la radical igualdad y fraternidad entre los hombres, independientemente de su raza, Nación, sexo, origen, cultura y clase.
145 Sólo el reconocimiento de la dignidad humana hace posible el crecimiento común y personal de todos (cf. St 2,19). Para favorecer un crecimiento semejante es necesario, en particular, apoyar a los últimos, asegurar efectivamente condiciones de igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer, garantizar una igualdad objetiva entre las diversas clases sociales ante la ley.283
También en las relaciones entre pueblos y Estados, las condiciones de equidad y paridad son el presupuesto para un progreso auténtico de la comunidad internacional.284 No obstante los avances en esta dirección, es necesario no olvidar que aún existen demasiadas desigualdades y formas de dependencia.285
A la igualdad en el reconocimiento de la dignidad de cada hombre y de cada pueblo, debe corresponder la conciencia de que la dignidad humana sólo podrá ser custodiada y promovida de forma comunitaria, por parte de toda la humanidad. Sólo con la acción concorde de los hombres y de los pueblos sinceramente interesados en el bien de todos los demás, se puede alcanzar una auténtica fraternidad universal; 286 por el contrario, la permanencia de condiciones de gravísima disparidad y desigualdad empobrece a todos
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martes, 10 de octubre de 2006

PARTICIPACION EN CONGRESO

El 3,4 y 5 de Noviembre se llevó a cabo en la Universidad Católica Argentina (Avda. Alicia Moreau de Justo 1.300) el PRIMER CONGRESO DE EVANGELIZACION DE LA CULTURA. Fue un evento dirigido a
· Los católicos comprometidos en la vida pública que participan, entre otros espacios, en el mundo de la educación, de la investigación y de la creación artística; en los ámbitos religiosos y de reflexión humanista; en los medios empresarios, profesionales y de comunicación social; y en los lugares donde se edifica la sociedad civil y el orden político.
· Miembros de asociaciones y movimientos de la Iglesia, agentes pastorales, catequistas, docentes.

En este evento se presentan mas de cien comisiones de diversos temas, entre ellos la Comisión 101: "TRANSFORMACION DE LA SOCIEDAD CIVIL: DOCTRINA SOCIAL Y ESPIRITUALIDAD LAICAL" de nuestra autoría en donde propusimos la necesiad de incorporar como un elemento esencial de la espiritualidad laical a la DSI. Alli oímos tambien la exposición de cinco ponencias mas, vinculadas al tema (con autores de la Provincia de Salta, de Capital Federal, de distintas localidades del conurbano bonaerense e incluso de Montevideo, Uruguay) con quienes compartimos una jornada de de hermanos. Las conclusiones las publicaremos en los proximos días.

sábado, 15 de abril de 2006

Dinámica breve sobre la Familia

UNA SENCILLA ACTIVIDAD PROPUESTA PARA EL TEMA “LA FAMILIA

Para conocer mejor mi compromiso:
Leer Capítulo I 2da. Parte “Dignidad del Matrimonio y la familia” de la Constitución GS.
Describir brevemente las amenazas que afectan al matrimonio y la familia y mencionar aquella que es a su juicio, la que nos podría afectar más.
Proponer alguna solución desde su propia realidad.

Para hacer realidad mi compromiso:
Comprometerse en ayudar de alguna manera a una familia necesitada del propio entorno cotidiano.

Oración para recordar: Señor, ayúdanos a hacer de nuestra propia familia, una Iglesia doméstica.

Completar conocimientos con:
Paginas 145 a 172 del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.

Dinamicas sobre La Familia

Cursillo prematrimonial sobre la fecundidad del Matrimonio, con ideas fundadas en Gaudium et Spes Nª 50.


El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole. Los hijos son, sin duda, el don más excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de los propios padres. El mismo Dios, que dijo: "No es bueno que el hombre esté solo" (Gen 2,18), y que "desde el principio ... hizo al hombre varón y mujer" (Mt 19,4), queriendo comunicarle una participación especial en su propia obra creadora, bendijo al varón y a la mujer diciendo: "Creced y multiplicaos" (Gen 1,28). De aquí que el cultivo auténtico del amor conyugal y toda la estructura de la vida familiar que de él deriva, sin dejar de lado los demás fines del matrimonio, tienden a capacitar a los esposos para cooperar con fortaleza de espíritu con el amor del Creador y del Salvador, quien por medio de ellos aumenta y enriquece diariamente a su propia familia. En el deber de transmitir la vida humana y de educarla, o cual hay que considerar como su propia misión, los cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios Creador y como sus intérpretes. Por eso, con responsabilidad humana y cristiana cumplirán su misión y con dócil reverencia hacia Dios se esforzarán ambos, de común acuerdo y común esfuerzo, por formarse un juicio recto, atendiendo tanto a su propio bien personal como al bien de los hijos, ya nacidos o todavía por venir, discerniendo las circunstancias de los tiempos y del estado de vida tanto materiales como espirituales, y, finalmente, teniendo en cuanta el bien de la comunidad familiar, de la sociedad temporal y de la propia Iglesia. Este juicio, en último término, deben formarlo ante Dios los esposos personalmente. En su modo de obrar, los esposos cristianos sean conscientes de que no pueden proceder a su antojo, sino que siempre deben regirse por la conciencia, lo cual ha de ajustarse a la ley divina misma, dóciles al Magisterio de la Iglesia, que interpreta auténticamente esta ley a la luz del Evangelio. Dicha ley divina muestra el pleno sentido del amor conyugal, lo protege e impulsa a la perfección genuinamente humana del mismo. Así, los esposos cristianos, confiados en la divina Providencia cultivando el espíritu de sacrificio, glorifican al Creador y tienden a la perfección en Cristo cuando con generosa, humana y cristiana responsabilidad cumplen su misión procreadora. Entre los cónyuges que cumplen de este modo la misión que Dios les ha confiado, son dignos de mención muy especial los que de común acuerdo, bien ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla dignamente. Pero el matrimonio no ha sido instituido solamente para la procreación, sino que la propia naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y el bien de la prole requieren que también el amor mutuo de los esposos mismos se manifieste, progrese y vaya madurando ordenadamente. Por eso, aunque la descendencia, tan deseada muchas veces, falte, sigue en pie el matrimonio como intimidad y comunión total de la vida y conserva su valor e indisolubilidad.”

Gaudium et Spes Nº 50

Completar conocimientos con:
Paginas 145 a 172 del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.



Temario para curso de Formación Prematrimonial:
(Basado en el orden de desarrollo del nº 50 de GS y el Capitulo V del Compendio de la DSI)

Destinatarios:
20 parejas de novios de la parroquia.
Duración total estimada:
Una (1) hora y treinta (30) minutos

TEMARIO:
Primera Parte:

1er. Tema: (20 minutos)
El fin del matrimonio y el amor conyugal. El estar ordenado por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole. El deber de transmitir la vida humana y de educarla, Los cónyuges como cooperadores del amor de Dios Creador y como sus intérpretes.

Actividades:
Duración 30 minutos
Reunirse en cinco grupos y responder
1. ¿Cuál es el fin del matrimonio?
2. ¿Qué pensamos en esta respuesta?

Segunda Parte:
2do. Tema (20 minutos)
Responsabilidad humana y cristiana, misión. El juicio recto, atendiendo tanto al propio bien personal de los cónyuges como al bien de los hijos ya nacidos o todavía por venir. El matrimonio no ha sido instituido solamente para la procreación. El amor mutuo de los esposos. Progreso y maduración ordenada. El Magisterio de la Iglesia y el amor conyugal

Actividades:
Duración 30 minutos
1. Reunirse en cinco grupos y extraer una conclusión cada grupo relacionada con la responsabilidad cristiana ante los hijos por venir.
2. Puesta en común

Diez (10) ideas fuerza del texto a tener en cuenta:

  1. El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole.
  2. Pero el matrimonio no ha sido instituido solamente para la procreación...
  3. La propia naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y el bien de la prole requieren que también el amor mutuo de los esposos mismos se manifieste, progrese y vaya madurando ordenadamente.
  4. Los hijos son, sin duda, el don más excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de los propios padres.
  5. El cultivo auténtico del amor conyugal y toda la estructura de la vida familiar..., tienden a capacitar a los esposos para cooperar con fortaleza de espíritu con el amor del Creador y del Salvador....
  6. En el deber de transmitir la vida humana y de educarla...los cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios Creador y como sus intérpretes.
  7. Por eso... se esforzarán ambos, ... por formarse un juicio recto, atendiendo tanto a su propio bien personal como al bien de los hijos, ya nacidos o todavía por venir,
  8. Teniendo en cuenta el bien de la comunidad familiar, de la sociedad temporal y de la propia Iglesia
  9. En su modo de obrar, los esposos cristianos sean conscientes de que no pueden proceder a su antojo, sino que siempre deben regirse por la conciencia, lo cual ha de ajustarse a la ley divina misma,
  10. Dóciles al Magisterio de la Iglesia, ... (que) lo protege (al matrimonio)e impulsa a la perfección genuinamente humana del mismo.


    Lic. Jorge Ortiz.

domingo, 5 de febrero de 2006

Espiritualidad del laico y Doctrina Social de la Iglesia :

La espiritualidad –que es viva y dinámica- debe estar unida inseparablemente a la vocación. Si consideramos que es tarea propia de los laicos el animar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu evangélico, especialmente al realizar las actividades de la vida cotidiana como expresa el Concilio, nos parece indispensable que forme parte de su espiritualidad - junto a la oración, a la frecuencia de los sacramentos, a las prácticas piadosas- la formación sólida en el ejercicio de su misión en el mundo.
En ese “hacer nuevo todas las cosas” que se propone en las conclusiones del Vaticano II, es fundamental repensar la espiritualidad laical a partir de este modo de ser que es propio y que implica una inmersión en el mundo como el lugar de encuentro con Dios y con los otros, para hacer de este lugar un sitio de confluencia de fe y vida, un espacio de valores fundados en El, que no se fragmenten o diluyan en la acción diaria porque:...
"La misión de la Iglesia no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también, el impregnar y perfeccionar todo orden temporal con el espíritu evangélico (Apostolicam Actuositatem nº 5)

La misión del laico no debe ser algo impuesto desde afuera, ajeno a la propia vida, desligado de la existencia personal. Debe ser un elemento constitutivo de su propio ser, a tal punto que toda acción concreta en el cumplimiento de ésta, lo conduzca por en el camino que lleva a la plenitud de su existir.

Debemos vivir una espiritualidad que busque la palabra de Dios y su acción providente en la vida cotidiana, en el ejercicio de los diversos roles que tenemos que cumplir en la familia, en el trabajo, en el estudio e incluso por supuesto, en el descanso y la diversión, pero para que esto sea una realidad, es necesario proponer el contenido de la Doctrina Social de la Iglesia como fuente inspiradora del apostolado y de la acción social, porque es el único camino de comprensión de la realidad a la luz del Evangelio que permitirá avanzar sobre las cuestiones cotidianas con un criterio enraizado en el Mensaje de Salvación.

Con el sustento de la misma constitución dogmática Lumen Gentium (nº 31) y de la Exhortación Apostólica Christifideles Laici (nº 59) el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia expresa:

“…los fieles laicos están llamados a cultivar una auténtica espiritualidad laical que los regenere como hombres y mujeres nuevos, inmersos en el misterio de Dios e incorporados a la sociedad, santos y santificadores”. (CDSI nº 545)

Esta autentica espiritualidad laical solo puede vivirse profundizando aquellos saberes que signifiquen un crecimiento en el modo de compromiso en el campo social y político lo que significaría armonizar la vida cotidiana y la fe, evitando así el fenómeno de las “vidas paralelas” es decir, aquella concepción lamentablemente tan común entre los cristianos y católicos que separan la llamada vida espiritual de la llamada vida secular, que separan en síntesis, la vida de oración, de participación eclesial, de frecuencia de sacramentos, de prácticas piadosas, de la vida familiar, laboral, de recreación, descanso y de compromiso político-cultural.
Esta actitud junto con el relativismo cultural, constituye para la Iglesia “...uno de los errores mas graves de nuestro tiempo”(GS nº 43) y sus consecuencias se observan en todos los ámbitos del quehacer social.

Es necesario entonces, relacionar en concreto: la vida Eucarística, las celebraciones litúrgicas, la oración personal, la experiencia eclesial auténtica, y el compromiso de formación cultural y profesional, iluminado por las enseñanzas del Magisterio para ser testigos de la Verdad en nuestro actuar en el mundo, y de esa manera, transitar por el mejor camino para alcanzar la santidad laical, que implica actuar en las cosas temporales procurando “el más perfecto cumplimiento” de todas las tareas “según la vocación personal de cada uno” (GS nº 43).

Ahora bien, ¿Como adquirir esa conciencia seglar que nos llame a gobernar nuestras acciones en coherencia con una verdadera vocación laical sin conocer lo que Dios nos enseña a través de su Iglesia, respecto de las cosas del mundo? ¿Cómo formar una conciencia moral que nos impulse a actuar de acuerdo a los valores cristianos, sin conocer lo que la Doctrina Social dice respecto de la familia, el trabajo, la cultura, la economía, la política, etc.?...