Dinamica de Grupo con Niños Basada en el CDSI

Dinámica de Grupos para Niños con el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Tema: El Destino universal de los bienes y la opción privilegiada por los pobres:


Proponerles a los chicos un juego (aclarar bien que solo se trata de eso):

1) Entregarles recortes de papel que simule dinero, o simule un cheque, ponerles un valor -visible- que sea muy alto, por ejemplo: 1.000.000 $ (un millón de pesos).

2) Opciones:
a) Que lo lleven a sus casas para consultar con sus familiares y escribir juntos una lista tres o cuatro buenas acciones que harían con ese dinero...
b)) O bien, -de acuerdo a su edad- pedirle a los niños que hagan la lista allí mismo.

3) Al otro día (o en ese momento) reflexionar juntos sobre lo que han dicho que harían, rescatando los valores que puedan expresar en las acciones que se propongan realizar.

4) Mostrarles cual es el contenido que nos propone la DSI -siguiendo las enseñanzas de Jesús- respecto de nuestros bienes frente a los más necesitados. (El docente encontrara los fundamentos en los artículos citados mas abajo)

5) Proponerles que comenten en familia que buena acción podrían hacer a favor de los más desposeídos sin tener este dinero (algo muy sencillo: donar un alimento no perecedero, una prenda de vestir, un juguete, un libro, etc.).

6) Si es posible y la situación de los niños lo permite, organizar juntos la donación de algo sencillo y entregarlo en un lugar que lo necesite en la propia zona (barrio, escuela, parroquia, sociedad de fomento, etc.).


Bibliografía para el docente: Compendio de la DSI
CDSI: 182 en adelante.
c) Destino universal de los bienes y opción preferencial por los pobres
182 El principio del destino universal de los bienes exige que se vele con particular solicitud por los pobres, por aquellos que se encuentran en situaciones de marginación y, en cualquier caso, por las personas cuyas condiciones de vida les impiden un crecimiento adecuado. A este propósito se debe reafirmar, con toda su fuerza, la opción preferencial por los pobres: 384 « Esta es una opción o una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia. Se refiere a la vida de cada cristiano, en cuanto imitador de la vida de Cristo, pero se aplica igualmente a nuestras responsabilidades sociales y, consiguientemente, a nuestro modo de vivir y a las decisiones que se deben tomar coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes. Pero hoy, vista la dimensión mundial que ha adquirido la cuestión social, este amor preferencial, con las decisiones que nos inspira, no puede dejar de abarcar a las inmensas muchedumbres de hambrientos, mendigos, sin techo, sin cuidados médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor ».385

183 La miseria humana es el signo evidente de la condición de debilidad del hombre y de su necesidad de salvación.386 De ella se compadeció Cristo Salvador, que se identificó con sus « hermanos más pequeños » (Mt 25,40.45). « Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan hecho por los pobres. La buena nueva "anunciada a los pobres" (Mt 11,5; Lc 4,18) es el signo de la presencia de Cristo ».387 (…)

184 El amor de la Iglesia por los pobres se inspira en el Evangelio de las bienaventuranzas, en la pobreza de Jesús y en su atención por los pobres. Este amor se refiere a la pobreza material y también a las numerosas formas de pobreza cultural y religiosa.389 La Iglesia « desde los orígenes, y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables obras de beneficencia, que siempre y en todo lugar continúan siendo indispensables ».390 Inspirada en el precepto evangélico: « De gracia lo recibisteis; dadlo de gracia » (Mt 10,8), la Iglesia enseña a socorrer al prójimo en sus múltiples necesidades y prodiga en la comunidad humana innumerables obras de misericordia corporales y espirituales: « Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios »,391 aun cuando la práctica de la caridad no se reduce a la limosna, sino que implica la atención a la dimensión social y política del problema de la pobreza. Sobre esta relación entre caridad y justicia retorna constantemente la enseñanza de la Iglesia: « Cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les hacemos liberalidades personales, sino que les devolvemos lo que es suyo. Más que realizar un acto de caridad, lo que hacemos es cumplir un deber de justicia ».392 Los Padres Conciliares recomiendan con fuerza que se cumpla este deber « para no dar como ayuda de caridad lo que ya se debe por razón de justicia ».393 El amor por los pobres es ciertamente « incompatible con el amor desordenado de las riquezas o su uso egoísta » 394 (cf. St 5,1-6).